EL QUINTO DÍA

Estoy despierta.

Si, seguro, estás despierta y sumamente concentrada, pero no estás soñando el sueño adecuado. Toda la humanidad está atrapada en la ensoñación de un mundo que no existe. Nos inventamos un cosmos de tablas taxonómicas y valores medios estadísticos porque somos incapaces de percibir la naturaleza objetiva. La fusión y la coexistencia que se sustraen a nuestra mirada, lo inseparablemente entrelazado, lo intentamos desenlazar imponiéndole un orden, una sucesión y una jerarquía en cuya punta nos situamos nosotros mismos. Nos comunicamos mediante ídolos, mediante fragmentos, declaramos que son la realidad, creamos secuencias y jerarquías, deformamos el tiempo y el espacio. Para entender algo siempre tenemos que verlo, pero en el momento en que lo hacemos visible lo sustraemos a nuestro entendimiento. El hombre que ve es ciego, Karen. El propio origen de la vida es oscuro.

Lo oscuro es amenazador.

¡De ninguna manera!. Nos sustrae las coordenadas de nuestra existencia visible. ¿Es eso tan terrible?. La naturaleza es objetiva y está llena de diversidad. Sólo la empobrecen las lentes del prejuicio, porque juzgamos por lo que nos gusta o nos disgusta. En todo momento nos miramos a nosotros mismos en los brillos estridentes. ¿Muestran el mundo real todas esas representaciones de las pantallas de nuestras computadoras y de nuestros televisores?. Para comunicarnos por prototipos como "el gato" o "el color amarillo", ¿la suma de todas las impresiones da por resultado la diversidad?. Sin duda es maravilloso el modo en que el cerebro humano obtiene esos valores intermedios de la riqueza de variantes, es un truco espléndido que hace posible la comunicación sobre lo imposible, pero al precio de la abstracción. En definitiva hay un mundo idealizado en el que millones de mujeres tratan de parecerse a diez supermodelos, las familias tienen 1,2 hijos y un chino promedio vive sesenta y tres años y mide un metro setenta. Con tanta obsesión por las normas pasamos por alto que la normalidad está en lo anormal, en la desviación. La historia de la estadística es una historia de malentendidos. Nos ha ayudado a disponer de un panorama, pero niega la variación. Nos aleja del mundo.

Y a cambio, nos ha acercado entre nosotros.

¿De veras lo crees?.

Frank Schätzing - El Quinto Día

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