NADANDO VOY

¡Su puta madre!.

Está claro, y no lo voy a negar, que la lluvia es vida para la tierra y para todo lo que está sobre ella, pero ¡joder!, llevamos casi dos meses en que raro es el día que no caen algunos litros, ese cabrón de anticiclón que tenemos ligeramente desplazado hacia el norte no está por la labor de volver a su posición habitual sobre las Islas Azores y por ello no deja de bombearnos aire frío desde posiciones más al norte (cercanas al Ártico), con lo cual el panorama no deja de ser .... rutinario .... lluvia y frío, cuando no viento y más frío.

Está bien que los pantanos se llenen, que el campo esté más verde que nunca en este siglo y que las estaciones de esquí no se crean todo este oro blanco venido del cielo para regocijo de sus bolsillos y usuarios, pero para el ciudadano de a pié esto ya ralla lo catastrófico, una pequeña tregua, repito, pequeña, sería de agradecer, sobre todo teniendo a la vista el próximo puente, puente que aunque para mi no es tanto puesto que todos los días los considero festivos, para mi complemento perfecto si que lo es, y nos gustaría poder disfrutar esos días sin tener que estar pendientes del cielo o de la página web de la DGT.

A este paso lo más rentable va a ser montar un negocio de pedalinas playeras o, rozando el drama, de zodiacs.

Somos la envidia de ese mediterráneo semi-desértico que cada año que pasa se asemeja más al Sáhara, supongo que por eso la población de ese lugar va, poco a poco, colonizándolo. Y claro, no es de extrañar que los lugareños del sudeste español que quieren disfrutar de algo distinto al perpetuo sol y en justa contraprestación a la invasión que sufren, salgan de sus lugares de residencia y avancen hacia el norte, hacia este norte agreste, salvaje y, sobre todo, húmedo. Ellos son quienes más disfrutan tanta lluvia y frío, y lo se de primera mano.

A mi, que me rechinan los dientes y me sudan las pestañan cuando hace algo de calor, no me van a ver el pelo por sus lugares de origen, es decir, que no voy a devolver la visita o la estancia, me quedo en este salvaje territorio con sus bárbaros habitantes. Lo único que pido es una pequeña tregua para poder salir de juerga sin miedo a congelarte o ahogarte.

¡¡Coño ya!!.

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