VAYA RATJADA

Supongo que el exceso de bilis del anterior post me dejó con las defensas bajo mínimos, porque después de escribir ese desahogo la fiebre me subió hasta los 39º y me he tenido que encerrar bajo sábanas de franela y pesados edredones nórdicos durante estos dos días. Hoy parece que ya todo está vencido y que mis linfocitos se merecen una jornada de descanso, pero no puedo evitar caminar sobre el filo de la espada del riesgo y volver a descargar una andanada de crítica actual.

Estos días mi mejor compañía, por no decir única, ha sido mi vieja televisión de 20", trabajando a todas horas aun cuando mis ojos no soportaban la luz que despide, cada cambio de imagen venía acompañado de un profundo pinchazo en las sienes, pero no por ello quería apagarla, me daba media vuelta y las voces que de ella salían me servían de pasatiempos perfecto.

Tantas cosas han ocurrido en estos días que desgranar una a una las noticias me llevarían a escribir una de las más largas entradas que este blog haya conocido, así que me ceñiré únicamente a aquella que me afecta de manera más personal, me refiero, por supuesto, al accidente laboral de Cala Ratjada que ha costado la vida de cuatro trabajadores de golpe (no se vea en esta expresión un intento de hacer humor negro).

Ahora que todo ha pasado y medio pais se escandaliza por todo lo que rodea al accidente es cuando conviene hablar del detalle que más morbo provoca, el hecho de que la obra no tuviera licencia para realizarse. Los más berrones de las diferentes tertulias ponen el grito en el cielo cuando exclaman que "¿cómo es posible que esto sucediera?". A lo cual yo respondo que estar en posesión de un miserable papel no excluye la posibilidad de que un edificio se venga abajo cuando se le van quitando muros de carga.

Imaginemos un castillo de naipes, y ahora vayamos quitando cartas del medio. Nuestro castillo se tambalea. Y después de eso echemos mucha agua sobre los que restan, se van ablandando ... y al final el castillo se derrumba estrepitosamente.

Pero aquí viene la solución milagrosa de unos cuantos cantamañanas, sustituimos nuestros naipes debilitados y los cimientos ruinosos por un papel de mierda que nos autoriza a realizar esas obras .... que bonito, que maravilloso ... que español, ¡no te jode!.

Aquí lo que ha fallado una vez más es el terrorismo empresarial, la complacencia de las diferentes instituciones, la nula inspección y seguimiento de la obra y, por supuesto, la negligencia de todas las partes implicadas.

Ahora se depuran responsabilidades atacando a los eslabones más débiles, no tenían licencia de obra pero la obra se sguía realizando, arquitectos, apararejadores y promotores a la carcel, con dos cojones, bien hecho. Pero ¿y quién permitió que esto siguiera adelante va a salir de rositas?, seguro que si.

Familias destrozadas y tertulianos en pie de guerra, todo por un papelillo de mierda milagrosa que hubiera actuado como argamasa antigrietas y antofiltraciones ... con lo fácil que hubiera sido que la obra tuviera alguien vigilando. Que se caiga el edificio, si, vaya putada, pero si alguien hubiera estado allí analizando los efectos del tremendo temporal de agua que se ha ganado la isla esta semana, el desplome de la estructura quizá no se hubiese llevado por delante la vida de cuatro trabajadores cuyo mayor pecado fue estar bajo las ordenes de tipos desalmados que sólo quieren resultados, quizá la caida del edificio sería inevitable y su único efecto hubiese sido una multa por haber realizado la obra sin esa licencia ... quizá, quizá, quizá ...

Y seguimos siendo Europa, ¡no te jode!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojiplática me he quedado cuando he visto al alcalde diciendo en la televisión que "no había dado orden de precintar la obra porque no le pareció que fuese algo urgente...". Grandísimo hijo de puta, me gustaría saber con cuanto le habían untado a él y a la panda de listillos de despacho que han permitido que esto pase...
Y hala, el arquitecto, el aparejador y el encargado a la trena, siempre nos jodemos los mismos, los que estamos a pie de obra...
Cuídate, me voy a tomar una tila que este asunto me encabrona de una manera...