FÁBULA

Por entre unas matas,
seguido de perros,
no diré corría,
volaba un conejo.

De su madriguera
salió un compañero
y le dijo: «Tente
amigo, ¿qué es esto?».

«¿Qué ha de ser?», responde;
«sin aliento llego...;
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo».

«Sí», replica el otro,
«por allí los veo,
pero no son galgos».
«¿Pues qué son?» «Podencos».

«¿Qué?, ¿podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos;
bien vistos los tengo».

«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso».
«Son galgos, te digo».
«Digo que podencos».

En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.

TOMÁS DE IRIARTE
España, Puerto de la Cruz, Tenerife (1750-1791)

Y ahora, queridos leyentes, cambien a los dos conejos por dos partidos políticos, dos diputados, dos afiliados ... o bien sigan ante la televisión pendientes de la búsqueda de un cadaver, del juicio contra un agresor, o de la Champions League .... llegará el perro (galgo, podenco, bull-terrier o pequinés) cuando menos se lo espere.

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