LA CURA, LA OBRA Y EL VIAJE

Decía Sabines que se recetaba tiempo, abstinencia y soledad con la esperanza de curarse. Me parece un tratamiento perfecto y yo sin saberlo (al menos conscientemente) lo he seguido a la perfección aunque todavía queda un poco más de lo primero. Es lo único que he malgastado y perdido, lo segundo venía como equipamiento extra y lo tercero casi de serie.

Aunque me duela admitirlo he estado demasiados meses abusando de una droga que me daba cierto placer, pero quizá sólo era un placebo y ahora, viendo la obra desde el anfiteatro reconozco que la interpretación ha sido penosa, los actores un fraude y el director ... bueno, ese ni siquiera estaba presente.

Todo se ve mejor desde fuera, he tardado más de lo deseado en aprenderlo, pero nunca es tarde si hemos llegado a buen puerto, ahora enfilo la bocana y el amarre lo tengo a la vista, sólo queda esperar que el práctico no la cague en el último momento y pueda,por fin, disfrutar de unas merecidas vacaciones, más que nada "porque esto es (ha sido) muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón".


CONTRA CORRIENTE

Ahora, que me toca pensar en cómo establecer una nueva rutina, me doy perfecta cuenta de que el barco ha seguido navegando mientras yo me caí por la borda mucho tiempo atrás; seguro que ya llegó a buen puerto o está a punto de hacerlo y el escriba procrastinador no ha hecho otra cosa que luchar contra las olas, las mareas, las corrientes y los temporales.

Por fortuna he encontrado que allá, no tan lejos como creía, hay un faro, o quizá sea una hoguera, un simple destello, y me ha mostrado el camino, ahora mis brazadas tienen un objetivo y cuando llegue a tierra firme veré que el barco siguió su singladura, por las aguas que le tocaba navegar.

Yo, en mi nuevo destino, tendré mi propio camino por andar, sobreviví al abismo, sobreviví a la certeza del final, abrí los ojos y vi, y he vuelto, fuerte, sabio, sin lastres.


AMARGAO

Hace unos días me decían que "era un chico muy alegre", y desde entonces no me ha quedado otra que darle vueltas al porqué lo dijeron en pasado, y he sacado varias conclusiones. La primera, y más importante, es que es absolutamente cierto, era y no soy; y la segunda es que llevo demasiado tiempo amargado de la vida, por distintas causas por todos conocidas, y es esa amargura la que me está derrotando día a día.

Sabiendo el diagnóstico ahora hay que encontrar una cura, seguir el tratamiento y curarme ... la cura pasa indefectiblemente por quitarme mis famosos lastres, al menos los que está en mi mano quitarme, uno de ellos es mi rol de Cicerón del que hablaba hace unas semanas, y es ahora, al comienzo del cuadragésimo segundo año de la Era Merliniana cuandome he puesto las pilas en ello, caiga quien caiga (que no seré yo).

El tratamiento será de larga duración y apuesto a que alguna recaida tendré, voy a grabarme a fuego las palabras "me harté de ser un puto amargao" para que no lo olvide nunca ... y como diría alguien que ha intentado abrirme losojos varias veces (ahora lo veo más claro) tengo que ser un poco malo, tanta bondad y pagafantismo no ha hecho más que convertirme en ese amargado de la vida que no recuerda para nada al chico alegre que fui.