RUIDO DE SABLES

Ayer, mientras volvía al terruño, escuchaba la radio del coche, y durante el tiempo de noticias, la "menestra" de Sanidad venía a decir que se está preparando una reforma de la dolorosa ley del tabaco, aquella que hace un par de años obligó a muchos establecimientos a reformar sus instalaciones para que los clientes que fumaran no lo hicieran en la presencia de quienes no le daban a tan pernicioso vicio.

Ahora nos amenaza con la total y absoluta prohibición del fumeque en cualquier establecimiento público, bares y centros de ocio incluidos, lo que barrunta un cambio de costumbres radical en esta nuestra España, por obra y gracia de un grupete de "progres" tremendamente preocupados con nuestro bienestar.

Yo, como fumador y asiduo a los bares me encontraré, en caso de avanzar esta ley, en una diatriba sin precedentes: dejar de fumar o dejar de salir, porque, entiendan ustedes que aquí en el frío norte, desde siempre la vida social se ha hecho en tabernas, chigres y localuchos, dado que "en ocasiones" llueve, graniza, hace frío, sopla el viento, etc. y no es plan de salir a la calle a echar un pitu mientras dejas la cerveza calentarse un pocu.

Pero, pogámonos en el caso de que saliendo adelante esta reforma, los locales prohibieran fumar en su interior, y ante la más que segura pérdida de clientela, decidieran hacer caso omiso de la misma, y, teniendo en cuenta que aquí lo que predomina es el ocio nocturno, qué iba a hacer el gobierno ¿establecer un nuevo cuerpo de seguridad?, ¿cúal sería su denominación?, ¿cuerpo vigilante de la calidad del aire?, ¿brigadas antitabaco? ... o mejor aún, ¿sería la Policia Nacional la encargada de velar por dicha ley?, ¿se les atribuirían nuevas funciones?, ¿revisarían los suelos de los bares localizando colillas?, ¿harían pruebas de ADN salival para buscar, localizar y poner a disposición judicial a los infractores? ... pero lo mejor para el final ¿dónde coño queda el puto derecho a la libre elección de la gente?.

Si yo fuera un no fumador y entrara a un local donde abunden los de "el otro bando" lo haría con todas las consecuencias, es decir, si me sintiese incómodo con no volver a dicho sitio asunto arreglado, yo decidiría, yo y solamente yo, no teniendo que implicar a otras personas ni teniendo que hacer llamadas denunciando que "aquí se fuma". Y, como soy de ese otro bando, el hecho de que me puedan prohibir hacer algo (no el hostelero, desde luego, que sólo quiere tener la más amplia y gastadora clientela), me llevaría a dejar de salir, así como suena, botellón en casa.

Joder, esto está tomando un claro rumbo de estado dictatorial, puta progresía de mierda.

Se me quedan muchas ideas en el teclado, pero no puedo darlas forma de manera legible, digamos que simplemente quería dejar constancia de un principio de rabia.

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