DIEZVERSARIO

Está siendo éste un año lleno de fechas redondas, el quinto aniversario de mi facebook (con su cierre añadido), el centenario del inicio de la IGM, el septuagésimoquinto de su continuación en la llamada IIGM ... y hoy conmemoro los diez primeros de mi blog, aquel que nació con el primitivo nombre de Bitácora y pronto se convirtió en el Autodiván, el recipiente de odios y rabias mal avenidas que se transformó en el catálogo de desmanes y propósitos, el espacio de internet que me ha visto avanzar (muy poco) en la vida y es testigo de muchos de mis males, de gran parte de mis alegrías y podría contar muchas aventuras de esta decada que hoy finaliza.

Mucha gente ha pasado por aquí, algunos de manera efímera, otros han tenido una estancia más larga, los hay que han representado un mal papel mientras que otros han sido dignos de grandes premios en los mejores festivales; también sigue el Chito, mi compañero de piso, con múltiples achaques pero siempre al pié del cañón; sigo yo, más viejo, canoso y achacoso que cuando empecé a transcribir mis idas y venidas mentales, mis recuerdos, mis añoranzas y cagondioses, mis viajes (quizálo que más echo en falta en este tramo de mi vida), por el camino se quedó mi padre que tampoco es que tuviera un papel especialmente relevante en la aventura pero debía figurar en la obra, y también, por ese camino se quedaron los amores y desamores, los trabajos y paros, los artículos y conciertos, mi bodhran viejo y el nuevo, el nuevo juguete en forma de caja redoblante. Valladolid, Plasencia, Badalona, Tremp, Asturias, Murcia .... Cantabria y Santander, mi ciudad, sigue transformándose en un geriátrico gigantesco, el prau se ha quedado vacío pero no la ilusión de volver a llenarlo.

Los últimos años apenas he tenido impulsos de escribir, pero la necesidad de dejar constancia de mis andanzas sigue vigente, quizá el acceso a la comunicación ha traido, paradójicamente, la desidia de hacerlo, pero sigue latiendo, de manera casi imperceptible, a la espera de una descarga de tal magnitud que pueda restablecer la pulsación del teclado en forma de exorcismos y recuerdos. Quién sabe, quizá este día marque el antes y el después de lo que una vez fue mi volcadero, mi vertedero, mi jardín ... quién sabe, quizá ...

Feliz aniversario, querido Autodivan, y que sean muchos más.