CINCO AÑOS Y ADIOS

Ayer fue el día en que di otro carpetazo, cerré mi mundo virtual, el facebook, que durante cinco años ha sido una especie de compañero de viaje y que a última hora se transformó en algo muy parecido a una secta destructiva. Durante todo ese tiempo me dejé caer en su embrujo, en su falsa realidad de amistades por doquier y, como ya expresé hace poco, la fiesta de las apariencias.

Lo mejor que he sacado de esta fuerte crisis ha sido recuperar el verdadero valor del mundo real, una conversación sin una pantalla de por medio da muchos más beneficios que el más extenso de los chats, incluidas aquellas que cierran etapas, que contribuyen a cicatrizar heridas mal curadas, el cara a cara con una persona que formó parte de tu vida y que ahora debe seguir su propio camino ... al igual que yo el mío.

Costará reiniciar la parte de mi cerebro que rige las rutinas, han sido muchos años, meses, semanas y día haciendo básicamente lo mismo, con ligeras variaciones pero en esencia una rutina mortal. No quiero planear nada, voy a intentar disfrutar todo lo que surja, y, sobre todo, voy a desdeñar todo aquello que no aporte nada. Si quiero cerrar etapas acabadas no puedo pretender caer en otras que no me sirvan para nada.

¿Cambiar para que todo siga igual?, no gracias.




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