Soy agnóstico, lo he dicho varias veces, creo en dios pero no creo en la religión, en ninguna, y por cercanía debo decir que de la que más huyo es la cristiana-católica, aquella que de pequeño me "enseñaron" y de la cual, años después, con la mente despierta y abierta, renegué y reniego por no estar de acuerdo en la manera de actuar frente a una base ideológica. Pero no he querido hacerlo de una manera excluyente, toda vez que elegí el "vive y deja vivir", sin meterme en las creencias de los demás y sin dejar que otros se metieran en las mías.
Es por ello que a raiz de las declaraciones ayer del papa "Peneadicto 16", en las que arremetía a saco contra ateos y agnósticos (LEER), me he cabreado, y, por tanto, si él declara la guerra no seré yo quien la rehuya toda vez que no quiero que un personaje que de nada me conoce se permita hablar de mi, si, de mi, incluyéndome en una generalidad, y por tanto, con ánimo de zanjar un debate que no quiero abrir, sólo puedo decir una cosa:
¡¡¡QUE TE JODAN, CABRÓN!!!