Llevo fumando desde que tenía catorce años, lo cual significa (matemáticas) que llevo veinte de tan pernicioso vicio, lo se desde hace mucho tiempo, es horrible para la salud y también para el bolsillo, sobre todo de unos años hacia hoy. Cuando me compraba mis primeras cajetillas de Ducados costaban 41 pelas en estanco y 45 en bares, la diferencia con el rubio era abismal, si no recuerdo mal el Winston y el Marlboro rondaban las 125, algo imposible para la economía de un hijo de obrero de los de entonces ... hoy sale igual de caro (2,35 lerús) el Ducados que el Winston.
Mi hermano mayor, que me saca dos años, empezó también a los catorce, es decir, con la llegada al instituto, lo cual quiere decir que con doce años yo ya le veía con el filtro en la boca; además, hasta donde yo recuerdo siempre veía a mi padre con un cigarro encendido y echando humo; mi güelo también fumó prácticamente hasta los 90 años ... y aguantó seis más; mis tíos y tías también le daban al vicio, creo que salvo mi madre y mi abuela (asmática) todos en mi familia sacaban siempre la cajetilla encima de la mesa cuando nos íbamos de domingo playero o de vacaciones a Liébana.
Es decir, que crecí en un ambiente de humo y nadie decía que fuera bueno, todos sabían que mataba, lentamente, pero mataba.
A principio de año salió esa bonita ley tan democrática que obligaba a los bares de más de cien metros cuadrados a adoptar medidas para encerrar a los asesinos como yo en micro-reductos y aislar el cancer, cual apestados. El bar donde paro es de esos, tiene dos plantas que suman bastantes más de los cien, la decisión del dueño fue:
- la parte de arriba, donde hay sala de billar, mini-barra y los baños, prohibido fumar;
- la parte de abajo, donde hay un billar y una barra, dividida pero sin reforma, el fondo para fumadores (de mierda) y el resto para los benditos clientes .... ocasionales.
La paranoia duró un mes más o menos, ya que viendo que la gente se iba marchando (sobre todo los jugadores de billar), decidió "arriesgarse" y se puede fumar. Nadie protestó, ni siquiera el puto-mono, ex-fumador él. Claro, como iba a protestar si la gente se marchaba se quedaba sin compañeros para jugar la partidita de cartas; es curioso, el dueño del bar prefiere a esta clientela de tres horas con un café (que me tienes que traer a la mesa) a los que (como yo) dejan más gasto y apenas dan trabajo, curioso, simplemente curioso.
El año ha ido transcurriendo, y, de repente, el pasado viernes (con el fin de la moratoria esa de reformar los locales) al llegar al bar para tomarme un café resulta que YA no se puede fumar, para beneplácito del puto-mono y sorpresa de quien escribe ... pero bueno, como me iba de concierto no le dí más importancia, en tres días se le pasa y listo.
Rye, cliente habitual del local ya ha hablado de ello, pero tenía que verlo por mis propios ojos:
ayer, a eso de las nueve, llegaba y veía como los jugadores de la partidita (50% fumadores) habían cogido una mesa y la habían sacado a la calle para seguir con sus menesteres (incomprensibles pero lícitos), la situación se está volviendo tan asquerosamente surrealista que me lo planteo ya como una posibilidad real, el cambiar de aires, a la mierda el billar, a la mierda los parroquianos y sobre todo, a la mierda el puto-mono.
Puesto todo esto en la balanza de las decisiones se que pierdo menos de lo que voy a ganar:
pierdo: malas caras, oidos insidiosos, gasto de dinero, incomodidad ante mi vicio, una reunión de perdedores ... un buen amigo;
gano: tranquilidad, ahorro, perder de vista a algún que otro necio, dejo definitivamente el mundo del billar con toda su mala gente;
Bajaré hoy porque es cuando suele estar mi amigo José, fumador y jugador, seguro que a él también le parece increible la opción que han tomado allí ... hay quien no me comprende, pero a eso ya estoy felizmente acostumbrado, me llaman extremista pero es una simple cuestión de comodidad. Cuando empecé a parar allí nadie me puso una pistola en la cabeza, estaba cómodo y me gustaba el ambiente .... hoy nadie me va a poner una pistola en la cabeza para que me quede, no estoy cómodo y punto.
Así que: ¡¡hasta siempre Lon Play!!
Aunque se que hay muchas posiblidades de que, como ocurrió a principios de año, se le pase la paranoia y entonces vuelva a sentirme cómodo, quizá entonces me lo replantee. Ahora estamos todavía en verano y se puede estar en la calle, pero el clima en el norte es agresivo cuando llega otoño, las heladas nocturnas se te meten en los huesos y duele todo el cuerpo ... veremos entonces si siguen jugando en la calle.
Mi hermano mayor, que me saca dos años, empezó también a los catorce, es decir, con la llegada al instituto, lo cual quiere decir que con doce años yo ya le veía con el filtro en la boca; además, hasta donde yo recuerdo siempre veía a mi padre con un cigarro encendido y echando humo; mi güelo también fumó prácticamente hasta los 90 años ... y aguantó seis más; mis tíos y tías también le daban al vicio, creo que salvo mi madre y mi abuela (asmática) todos en mi familia sacaban siempre la cajetilla encima de la mesa cuando nos íbamos de domingo playero o de vacaciones a Liébana.
Es decir, que crecí en un ambiente de humo y nadie decía que fuera bueno, todos sabían que mataba, lentamente, pero mataba.
A principio de año salió esa bonita ley tan democrática que obligaba a los bares de más de cien metros cuadrados a adoptar medidas para encerrar a los asesinos como yo en micro-reductos y aislar el cancer, cual apestados. El bar donde paro es de esos, tiene dos plantas que suman bastantes más de los cien, la decisión del dueño fue:
- la parte de arriba, donde hay sala de billar, mini-barra y los baños, prohibido fumar;
- la parte de abajo, donde hay un billar y una barra, dividida pero sin reforma, el fondo para fumadores (de mierda) y el resto para los benditos clientes .... ocasionales.
La paranoia duró un mes más o menos, ya que viendo que la gente se iba marchando (sobre todo los jugadores de billar), decidió "arriesgarse" y se puede fumar. Nadie protestó, ni siquiera el puto-mono, ex-fumador él. Claro, como iba a protestar si la gente se marchaba se quedaba sin compañeros para jugar la partidita de cartas; es curioso, el dueño del bar prefiere a esta clientela de tres horas con un café (que me tienes que traer a la mesa) a los que (como yo) dejan más gasto y apenas dan trabajo, curioso, simplemente curioso.
El año ha ido transcurriendo, y, de repente, el pasado viernes (con el fin de la moratoria esa de reformar los locales) al llegar al bar para tomarme un café resulta que YA no se puede fumar, para beneplácito del puto-mono y sorpresa de quien escribe ... pero bueno, como me iba de concierto no le dí más importancia, en tres días se le pasa y listo.
Rye, cliente habitual del local ya ha hablado de ello, pero tenía que verlo por mis propios ojos:
ayer, a eso de las nueve, llegaba y veía como los jugadores de la partidita (50% fumadores) habían cogido una mesa y la habían sacado a la calle para seguir con sus menesteres (incomprensibles pero lícitos), la situación se está volviendo tan asquerosamente surrealista que me lo planteo ya como una posibilidad real, el cambiar de aires, a la mierda el billar, a la mierda los parroquianos y sobre todo, a la mierda el puto-mono.
Puesto todo esto en la balanza de las decisiones se que pierdo menos de lo que voy a ganar:
pierdo: malas caras, oidos insidiosos, gasto de dinero, incomodidad ante mi vicio, una reunión de perdedores ... un buen amigo;
gano: tranquilidad, ahorro, perder de vista a algún que otro necio, dejo definitivamente el mundo del billar con toda su mala gente;
Bajaré hoy porque es cuando suele estar mi amigo José, fumador y jugador, seguro que a él también le parece increible la opción que han tomado allí ... hay quien no me comprende, pero a eso ya estoy felizmente acostumbrado, me llaman extremista pero es una simple cuestión de comodidad. Cuando empecé a parar allí nadie me puso una pistola en la cabeza, estaba cómodo y me gustaba el ambiente .... hoy nadie me va a poner una pistola en la cabeza para que me quede, no estoy cómodo y punto.
Así que: ¡¡hasta siempre Lon Play!!
Aunque se que hay muchas posiblidades de que, como ocurrió a principios de año, se le pase la paranoia y entonces vuelva a sentirme cómodo, quizá entonces me lo replantee. Ahora estamos todavía en verano y se puede estar en la calle, pero el clima en el norte es agresivo cuando llega otoño, las heladas nocturnas se te meten en los huesos y duele todo el cuerpo ... veremos entonces si siguen jugando en la calle.
3 comentarios:
Supongo que se lo replantee sobre todo de cara a la nueva temporada de billar, me fastidiaría tenerlo que dejar, pero tb creo que hay cosas que me pueden preocupar mas.
Paso de pensarlo porque hay cosas que no entiendo ni ahora ni antes.
La foto ha quedado perfecta hermano de nicotina mio.
;)
Weno, yo ni juego al billar ni fumo...pero ya se sabe: tus derechos empiezan a donde acaba el del otro. Donde yo curro tambien han prohibido de fumar salvo en las mesas que hay en la calle.Seguramente cuando quitemos la terraza en dos semanas...se acabó el tabaco.A mi sinceramente (fumadora retirada) no me molesta que cada cual haga lo que quiera con su vida, sus pulmones y su dinero.Si algo me molesta, como tu bien dices..cojo la puerta y me abro. A favor de los fumadores diré que me parece absurda esa ley.
Lo siento, pero por la parte que me toca, lo veo bien, sobretodo por la mala educación de algunos fumadores. Al final se puede reducir a eso. Educación.
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