Y A LA VUELTA

Tres semanas después, aquí estamos de nuevo, desde luego que este año no pasará a la historia en cuanto a anotaciones en el blog se refiere, supongo que empiezo a notar eso que se puede llamar hartazgo, pero de igual manera espero que estos largos parones me sirvan para poder seguir manteniendo este Autodiván, que tanto me ha ayudado, por mucho tiempo ... eso es algo que sólo podrá verlo el paso del tiempo, mientras tanto vamos a dejar constancia de lo acontecido en mi viaje veraniego por tierras del sudeste, más conocidas por Murcia (que hermosa eres).

Y lo primero, por supuesto, hacer referencia "a la caló", presente nada más abrir la puerta del coche, que podríamos cifrar en diez grados más que en este querido norte, y una humedad sempiterna a cualquier hora del día ... y de la noche.

Los lugareños decían que afortunadamente había refrescado, por tanto no quisiera imaginarme estar allí presente cuando el calor arrecia, y es que el hecho de tener que (intentar) dormir sin más que una prenda interior, con la ventana abierta de par en par y no notar el más mínimo frescor ayuda a no querer vivir más abajo de mi querida Cordillera Cantábrica.

Pero, afortunadamente, eso sólo fue pan de un día, porque a la primera mañana, tal y como estaba previsto, escapamos a las montañas, donde el panorama es bien distinto ... para empezar se divisa cierto grado de vegetación, que presagia una relajación sobre el termómetro y el higrómetro, tanto que nunca está de más tener una manta al alcance de la mano para las noches. Si, lo reconozco, cuando me lo contaban miraba con cara de incredulidad, pero una vez allí veo que es cierto, y esas noches serenas (con alguna que otra tormenta esporádica), se viven en una tranquilidad envidiable .... siempre que no sea fin de semana de fiestas.

Y es que ese pueblo, al cual no quiero poner nombre pero me muerdo la lengua, en fechas de fiestas se convierte en una zona sin ley, con la aparente complicidad de las fuerzas del orden y de las autoridades. Cualquiera que venga de una ciudad media sabe lo que hay al echar un simple vistazo, y lo corrobora el hecho de que te meen en la puerta de casa a pesar de tener unos inmensos campos de cultivo apenas diez metros más adelante, y sobre todo cuando, a la mañana siguiente, un Citroen se ha convertido en un Croen, por obra y gracia de algún/a I y de un/a T (se supone que iniciales de unos membrillitos imberbes o aprendices de putillas), que gracia, cuanto hijoputa anda suelto y no digas nada o será mucho peor, son "hijos de" y eso te reprime ante las previsibles consecuencias.

Dejemos esta historia de lado, porque también fuimos nosotros a disfrutar de las fiestas, a nuestra manera:

- el famoso encierro alternativo que tantas veces me habían contado ... pues regado con muchísima cerveza durante incontables horas;
- la gastronomía contundente de las zonas cinegéticas de cualquier parte de España, por supuesto, ¡presente!, la madre que la parió que manera de cocinar, y que bueno estaba todo ... dos kilos más p'al buche dan fé;
- el baile, verbena, romería .... lo que sea, cerveza va y cerveza viene, entre pasodobles y amagos de rumbita (sobra decir que conmigo como espectador de lujo).

Y la cerveza que no farte

Y que decir de los turisteos varios, descubriendo una zona que de tan extraña para lo que viene siendo lo habitual (sol y playa) es una auténtica desconocida, teniendo como tiene enormes posibilidades.

Por un lado, el agua para todos existe, pero está tan domesticada que no me extraña que parezca que no tienen:

Er ríu Segura a su paso por Calasparra

La curiosidad del momento, secuoyas canadienses en plena montaña nortegranadina, jovencitos de apenas un par de cientos de años:

Y si miras p'arriba faltan otros tantos metros, como hasta los 50 o asín

Verde, mucho verde, no tan frondoso como el cantábrico (por falta de sotobosque, esto es, prau) pero ahí está haciendo gala de que (aunque no me crean) allí nieva, y es que estamos hablando de más de 1500 metros de altura media:

Er picu Revolcadores, de más de 2000 metros de altitud.

Y multiples cosillas más, que darían para eternizar esta entrada, como por ejemplo las casucas holandesas, la iglesia extraña, y las cabras y cabrones salvajes (no, no tengo fotos de los que agredieron al Pajarico):

Pongamos ya el punto final, regresamos a cabo de una semana, y ... nos hemos traido el calor, su puta madre, tenemos más de 35º a esta hora, aviso de galerna, y una humedad inexistente, aprovechen para poner la ropa en el tendal, no sabemos lo que durará :-)

1 comentario:

Anónimo dijo...

nun vuelvo dir allí, en fiestas y menos en verano, PROHIBIDO!!!!
m3