El sábado mientras me tomaba una cervezita empecé a sentir ese picor extraño en la garganta que todos reconocemos como el presagio de un buen catarro, ese picor que poco a poco avanza desde la garganta hasta los oidos y que anuncia que vas a estar jodido durante unos días.
¡Hay que joderse!, el jueves empieza oficialmente le verano y yo en cama con semejante malestar. Mi nariz se ha convertido en una máquina de destilar un líquido a medio camino entre el agua y el pegamento Imedio, mi garganta duele como una patada en los huevos cuando me da por toser, los ojos me lloran todo el rato y más aún cuando faltan escasos segundos para pegarme un buen estornudo que me revuelve las neuronas haciendo que choquen contra las paredes del craneo consiguiendo un buen amasijo de "¡ay!" junto a "¡mecagüen......!".
Si alguien tiene acciones en fábricas de celulosa o distribuidores de pañuelos de papel verá como su valor sube exponencialmente gracias a este cabrón de virus.
Me vuelvo a la cama, cagüenlaostiaputa.
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