Si, ya lo se, dije que ayer iba a hablar sobre el finde, pero ¡ay! hijucos, ocurre lo de siempre, que el hombre propone y los virus y bacterias disponen, porque nuevamente estoy en pleno proceso catarral, segundo de la temporada y a este ritmo tardaré en volver a estar al 100%.
El caso es que no es de extrañar, habida cuenta de la gran cantidad de agua (viernes) y frío (sábado) que hemos sufrido el Llanes mientras degustábamos las diferentes propuestas de La Folixa, asi que lejos de quejarme diré que es lo normal después de todo lo vivido.
El viernes empezó de manera estresante, no sólo por el coche y el trajín antes de salir, sino por lo que se desarrolló al llegar: recados por aquí, prisas por allá, llegada de los compañeros y puesta al día, suspensión del pasacalles por el otro lado, vuelta a empezar, cenita con vallarnismo, sidra a raudales con Javi y Guillermo .... joder con el Llacín menudo espectáculo .... búsqueda de la sesión inexistente, y vuelta a casa, coño, ¡¡por fin descanso!!.
El sábado la lluvia nos dió una tregua, pero el frío reclamó su puesto, menos mal que pudimos disfrutar de unas horucas para pasear por el puerto y tomar un blanquito antes de sufrir sus estragos. Mientras cuatro energúmenos (si, yo entre ellos) haraganeaban en el sofá, dos valientes se encargaban de preparar las viandas, que eran puro colesterol pero no venía mal algo de combustible de primera para sobrellevar los efectos del temporal.
Y sin apenas tiempo de recuperación de tan pantagruélica comida salimos hacia el pasacalles, que esta vez si se llevó a cabo por en medio de la villa llanisca, y tras recuperar mínimamente las fuerzas nos llegamos hasta el apartamento para dar rienda suelta a los sesioneros que llevamos dentro; es cierto que no somos nadie, pero nos lo pasamos bien y que nos quiten lo bailao (¿verdad?).
Ducha relajante y cena suave mientras íbamos perfilando el concierto rumbero: ¡¡PERET!!. Desde luego que había mucho cachondeo en el ambiente pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y el entrañable abuelo nos puso a todos a bailar entre cervezas y sidras, el ridículo no estaba permitido y aunque nosotros estábamos allí para ver a otros las rumbitas iban cayendo una tras otra hasta la gran apoteosis final, y es que "no estaba muerto, no no".
Y por fin, tras un interminable cambio de instrumentos sobre el escenario, KILA.
La crónica musical se la dejo al compadre Javi, yo disfruté como el enano que nunca dejé de ser, en primerísima fila, y bien rodeado de amigos y compañeros. Ignoro cuanto duró el concierto, pero no paré, si acaso el tiempo justo para cambiar el agua al pajarito ... y claro, eso dejó mella en mis maltrechos pies bien abrigados por unas robustas botas de montaña, pero son las secuelas lógicas y normales de la noche llanisca al cubo.
Tanta fiesta y desmadre hacen que a la mañana siguiente tengan que despertarte unos timbrazos en la puerta para recordarte que tienes que dejar el apartamento, pero tenemos tiempo para desayunar y echar las últimas risas, planificar ruta y comida, y acabar en una sidrería para tomar una parrillada que tenía un aspecto magnífico, aunque, como siempre, la apariencia no lo es todo y si acabamos con ella fue simplemente por gula no porque estuviera buena ... pero fue el preámbulo magnífico de una interminable sobremesa y de una accidentada salida del último gran premio de F1, acontecimiento este que tuvimos que dejar porque el cuerpo pedía ya un descanso bien merecido.
Cada mochuelo a su olivo y a mi me tocó llegar hasta Gijón donde después de una interminable búsqueda de aparcamiento estuvimos un buen rato esperando a que dejara de llover (parece que el trinomio lluvia-frío-lluvia no va a parar este otoño). Tres o cuatro salidas de casa para dieferentes menesteres después al fin pudimos hacer lo que tanto necesitábamos: descansar.
Y al día siguiente diana, despedida y vuelta a casa.
Un buen fin de semana con efectos secundarios un tanto desagradables, pero aquí estamos y que nos quiten lo bailao ... ¡¡tururú!!.
Gracias a los vallarnos, a Javi y Guillermo, a los compañeros de apartamento, a la gente de la sesión de Gijón y como no, a la hacedora de los tallarines con carne picada con chorizo y chorizo a la sidra, sin ellos este Llanes al Cubo se hubiera quedado en "Llanes a la cero" :-)
El caso es que no es de extrañar, habida cuenta de la gran cantidad de agua (viernes) y frío (sábado) que hemos sufrido el Llanes mientras degustábamos las diferentes propuestas de La Folixa, asi que lejos de quejarme diré que es lo normal después de todo lo vivido.
El viernes empezó de manera estresante, no sólo por el coche y el trajín antes de salir, sino por lo que se desarrolló al llegar: recados por aquí, prisas por allá, llegada de los compañeros y puesta al día, suspensión del pasacalles por el otro lado, vuelta a empezar, cenita con vallarnismo, sidra a raudales con Javi y Guillermo .... joder con el Llacín menudo espectáculo .... búsqueda de la sesión inexistente, y vuelta a casa, coño, ¡¡por fin descanso!!.
El sábado la lluvia nos dió una tregua, pero el frío reclamó su puesto, menos mal que pudimos disfrutar de unas horucas para pasear por el puerto y tomar un blanquito antes de sufrir sus estragos. Mientras cuatro energúmenos (si, yo entre ellos) haraganeaban en el sofá, dos valientes se encargaban de preparar las viandas, que eran puro colesterol pero no venía mal algo de combustible de primera para sobrellevar los efectos del temporal.
Y sin apenas tiempo de recuperación de tan pantagruélica comida salimos hacia el pasacalles, que esta vez si se llevó a cabo por en medio de la villa llanisca, y tras recuperar mínimamente las fuerzas nos llegamos hasta el apartamento para dar rienda suelta a los sesioneros que llevamos dentro; es cierto que no somos nadie, pero nos lo pasamos bien y que nos quiten lo bailao (¿verdad?).
Ducha relajante y cena suave mientras íbamos perfilando el concierto rumbero: ¡¡PERET!!. Desde luego que había mucho cachondeo en el ambiente pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y el entrañable abuelo nos puso a todos a bailar entre cervezas y sidras, el ridículo no estaba permitido y aunque nosotros estábamos allí para ver a otros las rumbitas iban cayendo una tras otra hasta la gran apoteosis final, y es que "no estaba muerto, no no".
Y por fin, tras un interminable cambio de instrumentos sobre el escenario, KILA.
La crónica musical se la dejo al compadre Javi, yo disfruté como el enano que nunca dejé de ser, en primerísima fila, y bien rodeado de amigos y compañeros. Ignoro cuanto duró el concierto, pero no paré, si acaso el tiempo justo para cambiar el agua al pajarito ... y claro, eso dejó mella en mis maltrechos pies bien abrigados por unas robustas botas de montaña, pero son las secuelas lógicas y normales de la noche llanisca al cubo.
Tanta fiesta y desmadre hacen que a la mañana siguiente tengan que despertarte unos timbrazos en la puerta para recordarte que tienes que dejar el apartamento, pero tenemos tiempo para desayunar y echar las últimas risas, planificar ruta y comida, y acabar en una sidrería para tomar una parrillada que tenía un aspecto magnífico, aunque, como siempre, la apariencia no lo es todo y si acabamos con ella fue simplemente por gula no porque estuviera buena ... pero fue el preámbulo magnífico de una interminable sobremesa y de una accidentada salida del último gran premio de F1, acontecimiento este que tuvimos que dejar porque el cuerpo pedía ya un descanso bien merecido.
Cada mochuelo a su olivo y a mi me tocó llegar hasta Gijón donde después de una interminable búsqueda de aparcamiento estuvimos un buen rato esperando a que dejara de llover (parece que el trinomio lluvia-frío-lluvia no va a parar este otoño). Tres o cuatro salidas de casa para dieferentes menesteres después al fin pudimos hacer lo que tanto necesitábamos: descansar.
Y al día siguiente diana, despedida y vuelta a casa.
Un buen fin de semana con efectos secundarios un tanto desagradables, pero aquí estamos y que nos quiten lo bailao ... ¡¡tururú!!.
Gracias a los vallarnos, a Javi y Guillermo, a los compañeros de apartamento, a la gente de la sesión de Gijón y como no, a la hacedora de los tallarines con carne picada con chorizo y chorizo a la sidra, sin ellos este Llanes al Cubo se hubiera quedado en "Llanes a la cero" :-)
5 comentarios:
¡MAESTRO! entra en la web de Llanes al Cubo donde pone Publico Conciertos - viernes 31 En fin...
Jiajia...qué guapos estais todos...y qué pinta de frío...:P
Javi, menos mal que no publicaron las que tú hiciste jajajaja.
Scatha, afirmo, hacía un frío de la gran puta que lo parió!!!!!!!
jajajaja! si mejor que no, xq vaya fotos madre de dios. Sobre todo cierta foto tuya en pleno subidón con un cachi en la mano ....
Jejeje, que cabrón!!
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