DE CATARSIS Y NEOGÉNESIS

El 3 de noviembre de 1893 Santander sufrió un gran cataclismo, la explosión del buque Cabo Machicaco:

Aquel barco, construido en 1882 en Newcastle, se encontraba atracado en el muelle número 2 de Maliaño, frente a la actual calle de Calderón de la Barca, cargado con 51 toneladas de dinamita en bodega y depósitos de ácido sulfúrico en cubierta, algo prohibido por la normativa existente sobre mercancias peligrosas pero que a las autoridades y fletadores se la traía al pairo.

El estallido de una bombona de vidrio con ácido sulfúrico provocó un incendio en la cubierta que después se propagó por las bodegas de proa, y que además atrajo a las tripulaciones de otros barcos, medios de extinción y una gran multitud de curiosos.

Poco después, se produjo la violenta explosión de la carga: el balance fue de 590 muertos, miles de heridos e innumerables daños materiales tanto por la explosión como por los incendios que surgieron.

Meses más tarde, el 20 de marzo de 1894, otra detonación producida durante los intentos de rescate de los restos del vapor hundido en la bahía ocasionó otras veinte víctimas mortales.

De las cenizas de aquella debacle resurgió el orgullo de una ciudad trabajadora, que poco tiempo después, en 1941, se vió sacudida por otro desastre, el incendio que destruyó toda la zona histórica y que, fruto de las prisas y la improvisación, cambió radicalmente la fisonomía de la ciudad hasta lo que tenemos hoy.

Hoy ciento catorce años después, la Plaza Porticada de Santander situada frente al lugar donde el Machichaco estalló, va a ser testigo silencioso de un hecho histórico, el primer concierto rock al aire libre que allí tiene lugar, alguién del Ayuntamiento debe haberse equivocado con la medicación poco antes de dar el permiso oportuno ... pero sea como sea, hoy, a eso de las 21:00h, los Hurria con mi buen amigo Boli a la batería, van a soltar una descarga rockera que hará temblar los cimientos de esta ciudad de mis dolores.

Esa explosión de rock va a ser la catarsis necesaria para llevar a cabo la neogénesis que se acerca, una estupenda manera de despedirme de mi ciudad y de sus gentes, gentes que han perdido ese orgullo santanderino en algún momento de la historia ... no me quedaré para contemplar su evolución.

La neogénesis va a venir marcada por acontecimientos cercanos, y otros que voy a tener que provocar, la memoria histórica queda escrita en este blog y si, por algún remoto casual, fallara, siempre me queda mi memoria ROM, en ese inhóspito lugar de mi cerebro al que suelo acceder cuando veo cosas que me llaman la atención ... pero esto es otra historia y debe ser contada en su momento, hoy toca rock del bueno.

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