TREMPOLINADAS

Vuelvo de Tremp con lo típico, dos noticias, una buena y una mala, y como no hay nadie que en este exacto momento pueda responder a aquello de ¿cuál quieres primero?, lo mejor que puedo hacer es escribirlas en el orden que he considerado oportuno.

La mala: al final no me voy a mediados de enero.
La buena: lo haré dos meses después, es decir, en marzo.

Resulta que los habitantes conocidos de allí no iban a estar para esas fechas en el pueblecito, por lo que al desconocimiento del lugar y a su clima de media montaña (-4º a las diez de la mañana), habría que añadirle el sentimiento de soledad más absoluta, por lo que, teniedno en cuenta que no hay un apremio de tiempo sangrante, lo más coherente es eliminar fuentes de posible estrés y subiendo en marzo tendría alguien con quien poder hablar y un clima más suave.

Mientras tanto, no me puedo quedar quieto, si algo he aprendido en mi devenir es que nunca hay que desechar un plan B, por si las moscas, y estaré atento a lo que pueda moverse en la tierruca desde el punto de vista laboral, el social hace tiempo que ha sido desechado jejeje.

Tocan ahora tiempos de reuniones sociales, cenas y demás familia (nunca mejor dicho) y sabedores ya de mi proyecto es de suponer que esta vicisitud les pueda alegrar un poco, a mi desde luego, lejos de desanimarme, me sirve de by-pass preparatorio, ahora tengo más tiempo para organizarme, espero hacerlo bien.

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