EXABRUPTOS

Te das cuenta de que empiezas a estar hasta las pelotas de todo cuando cualquier acción conlleva una desaforada reacción, cuando toda sensación externa la intuyes como una posible agresión y tu cerebro actúa como un transformador a la inversa y convierte los 5v. de entrada en unos letal descarga de alta tensión. No existe el más mínimo equilibrio entre las entradas (inputs) y las salidas (outputs), lo que te convierte en carne de psiquiatra según los cánones socialmente admitidos.

Ese mechero que de repente le da por no encender termina volando por la ventana acompañado con un "cagondios" que escucha todo el vecindario, eres una puta bomba de relojería y cualquiera que esté a tu alrededor corre el riesgo de sufrir los daños cuando la deflagración tenga lugar, y a tu ordenador le da, siguiendo los patrones nunca escritos por Murphy, por colgarse por enésima vez, incluso cuando estás escribiendo esto, y es entonces cuando descargas toda la rabia contenida contra su carcasa, que acaba visiblemente chafada y el ruido atrae la curiosidad de tu madre que pregunta: "¿qué ocurre?".

"¿Qué qué ocurre?", pues nada mamá, y ese es el problema, que nada ocurre, que estoy hasta las pelotas de todo, que tengo que huir para no hacer daño a las personas que quiero porque no deseo que se vean arrastradas en esta espiral sin fin.

Reconoces que estás hasta las pelotas cuando te olvidas de Némesis, cuando te has acomodado a la vida fácil y no recuerdas tu última catarsis, tampoco hace tanto tiempo de ello y te preguntas si todo aquello no sirvió de nada, obtuviste tus premios, los disfrutaste y ahora ¿qué? ... ¿qué?, pues esperar, simplemente esperar aunque se te acaben de hinchar las pelotas y mandes todo a la mierda.

Pero afortunadamente, y aunque estés hasta las pelotas, reconoces que algo has aprendido, que de algo han servido todos los pasos previos por el "hastapelotismo" y que si de verdad sirves para algo es para utilizar tu puta cabeza para algo más que para llevar el pelo.

Y es entonces cuando decides que aunque estás hasta las mismísimas pelotas no vas a dejarte llevar por la situación, vas a dominarla y a evitar el estallido, porque lo único que no puedes permitirte es seguir perdiendo más cosas, quieres conservarlas tal cual están, y que son ellas tu único bagaje que te van a permitir sobrellevar la espera y hacerla menos perniciosa, y sabes que haciendo esto simplemente es cuestión de paciencia, de ese que es uno de tus mejores valores, vendrá algo, nuevo y bueno, aunque no sabes cuando será y estás, efectivamente, un poquito hasta las pelotas.

Reconoces que estás hasta las pelotas, pero en proceso de curación, cuando eres capaz de analizar la situación, cuando llegas a conclusiones que te abren nuevos caminos, cuando eres consciente de que, aunque estás hasta las pelotas, no solucionas nada por el simple hecho de quejarte, de decir que estás hasta las pelotas, que la mejor manera de dejar de estarlo es haciendo algo, no sabes muy bien qué, ni cómo, ni cuánto, pero si sabes cuándo y es hoy, mucho mejor que luego o mañana, porque cada minuto que sigas estando hasta las pelotas lo único que sacas en claro es perderlo, efectivamente, lo que más odias en el mundo, perder el tiempo ... y en el mismo momento que te pones manos a la obra descubres que estás un poquito menos hasta las pelotas.

Paciencia y constancia, para dejar de estar, definitivamente, hasta las pelotas.

2 comentarios:

Náufrago en tierra firme dijo...

Jo...creo que no había visto nunca escrita tantas veces la palabra "pelotas" en tan pocas frases...ni en el Marca, oyes.
Relax, neno, que el otoño es muy puñetero, y hay que enfilarlo un poquito "de lado" para que no te arroye la marea emocional...

Scatha

Merlin dijo...

Sabias palabras ¡¡pardiez !! y sabio consejo :-)