A mitad de la noche me he despertado, a mitad del sueño he abierto los ojos, ha sido un acto reflejo para que hoy pudiera recordar lo soñado, al menos vagamente, y de paso tener carne de post.
Parece obvio que mi subconsciente da por finalizado el período de reflexión e insiste en pasar a la acción; una vez solucionada, al menos en parte, la cuestión laboral, me exige dar un paso más, de la manera más surrealista posible y a través de su particular lenguaje onírico.
Bien, puede que tenga razón y deba establecer los cauces necesarios para dar por finalizado el tiempo del luto, pero lo que no consigo entender es que narices pinta en todo esto una pinkpowa que tanta tirria me dan o me daban, al menos.
Y hoy, esta tarde, tengo una reunión laboral para conocer el entorno físico y burocrático que me espera el lunes, aparte de firmar el contrato (¡¡diossssssssss!!); mi cabeza va a estar en otro lugar, tengo que saber frenarla porque conscientemente se que no está todo solucionado, ni mucho menos, hay que establecer una frontera entre ambos mundos para que ninguno de los dos prevalezca sobre el otro, ambos son importantes.
Y después ... quien sabe.
Los dos primeros meses de este año he tenido consciencia de mi entrada al umbral de la mediana edad (curioso eufemismo para no decir 40 años) y aún debo digerir todo lo que esto puede significar, si nunca me han gustado las prisas ahora tampoco voy a dejar que me gobiernen, todo, según la teoría de la hormesis, debe ir en su justa medida, hasta el mejor de los dulces puede llegar a matar si nos excedemos.
La aventura del sueño, de momento, debe ser sólo eso, porque al final, ya lo sabemos, los sueños, sueños son.
NOTA MENTAL: recuerda, escriba, las lecciones de Saint-Exupéry
CODA: In memorian sir Arthur C. Clarke (1917-2008)
Parece obvio que mi subconsciente da por finalizado el período de reflexión e insiste en pasar a la acción; una vez solucionada, al menos en parte, la cuestión laboral, me exige dar un paso más, de la manera más surrealista posible y a través de su particular lenguaje onírico.
Bien, puede que tenga razón y deba establecer los cauces necesarios para dar por finalizado el tiempo del luto, pero lo que no consigo entender es que narices pinta en todo esto una pinkpowa que tanta tirria me dan o me daban, al menos.
Y hoy, esta tarde, tengo una reunión laboral para conocer el entorno físico y burocrático que me espera el lunes, aparte de firmar el contrato (¡¡diossssssssss!!); mi cabeza va a estar en otro lugar, tengo que saber frenarla porque conscientemente se que no está todo solucionado, ni mucho menos, hay que establecer una frontera entre ambos mundos para que ninguno de los dos prevalezca sobre el otro, ambos son importantes.
Y después ... quien sabe.
Los dos primeros meses de este año he tenido consciencia de mi entrada al umbral de la mediana edad (curioso eufemismo para no decir 40 años) y aún debo digerir todo lo que esto puede significar, si nunca me han gustado las prisas ahora tampoco voy a dejar que me gobiernen, todo, según la teoría de la hormesis, debe ir en su justa medida, hasta el mejor de los dulces puede llegar a matar si nos excedemos.
La aventura del sueño, de momento, debe ser sólo eso, porque al final, ya lo sabemos, los sueños, sueños son.
NOTA MENTAL: recuerda, escriba, las lecciones de Saint-Exupéry
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CODA: In memorian sir Arthur C. Clarke (1917-2008)
-HAL: Doctor Chandra, ¿soñaré?.
-Dr. Chandra: Desde luego que soñarás. Todas las criaturas inteligentes sueñan, pero nadie sabe por qué.
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