La noche entre el miércoles y el jueves trajo un fenómeno que no por habitual deja de ser sorprendente; me refiero, claro está, al eclipse de Luna que pudo ser bien observado desde toda España.
Aunque no lo vi por completo, si que estuve un rato como un gili desde el balcón viendo como poco a poco iba desapareciendo, y es que para mí tenía un significado especial y personal, el hecho de coincidiera con algunos símbolos astrológicos era algo que no podía dejar pasar y asociar a mi estado actual, algo relacionado con eso de las señales del alquimista de Paulo Coelho.
Y fin, se acabó el espectáculo y después de él noto algo, siento como si algo se hubiese puesto en marcha, empieza el baile de casualidades y destinos por cumplir, encuentros en la calle y conversaciones sobre "algo va a cambiar".
Aprovechando mis paseos santanderinos estoy reconciliándome con la ciudad, si es dónde debo quedarme que menos que llevarnos bien, si es ella la que me vió crecer y la que me verá envejecer debemos ser amigos, debo ofrecerla una sonrisa para que ella me la devuelva, Santander es mi ciudad, formo parte de ella y hoy me ofrece su cara más gris para recordarme aquellos tiempos en que, a pesar del mal tiempo, había algo especial en ella.
Lo hay, lo busco y lo encontraré ... paseando por tus calles.
PD: os invito a pasaros por mi nuevo blog, en el que voy a ejercer de "relaciones públicas" de La Tribu, donde tantas cosas buenas ocurren, donde tantos amigos hay.
Aunque no lo vi por completo, si que estuve un rato como un gili desde el balcón viendo como poco a poco iba desapareciendo, y es que para mí tenía un significado especial y personal, el hecho de coincidiera con algunos símbolos astrológicos era algo que no podía dejar pasar y asociar a mi estado actual, algo relacionado con eso de las señales del alquimista de Paulo Coelho.
Y fin, se acabó el espectáculo y después de él noto algo, siento como si algo se hubiese puesto en marcha, empieza el baile de casualidades y destinos por cumplir, encuentros en la calle y conversaciones sobre "algo va a cambiar".
Aprovechando mis paseos santanderinos estoy reconciliándome con la ciudad, si es dónde debo quedarme que menos que llevarnos bien, si es ella la que me vió crecer y la que me verá envejecer debemos ser amigos, debo ofrecerla una sonrisa para que ella me la devuelva, Santander es mi ciudad, formo parte de ella y hoy me ofrece su cara más gris para recordarme aquellos tiempos en que, a pesar del mal tiempo, había algo especial en ella.
Lo hay, lo busco y lo encontraré ... paseando por tus calles.
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