Tras vencer a los galos en la batalla de Alesia, Julio Cesar decidió que era oportuno continuar con su carrera política y dejar un poco de lado su estampa militar; para ello era conveniente regresar a Roma pero sus adversarios políticos temerosos de su popularidad trataron de impedirlo.
Julio Cesar se detuvo en la frontera entre la Galia e Italia al mando de su famosa Legión XIII Gémina, ante las aguas del río Rubicón, si lo atravesaba al mando de sus tropas significaba cometer una ilegalidad y sería tratado como un delincuente cualquiera, si no lo hacía significaba dejar Roma en manos de unos senadores corruptos y sebosos. Y allí estuvo, una noche entera decidiendo.
Finalmente ordenó avanzar, a sabiendas de que lo siguiente que ocurriría era la Guerra Civil, aún así, se la jugó y pronunció al llegar a la otra orilla una de sus más famosas frases:
Julio Cesar se detuvo en la frontera entre la Galia e Italia al mando de su famosa Legión XIII Gémina, ante las aguas del río Rubicón, si lo atravesaba al mando de sus tropas significaba cometer una ilegalidad y sería tratado como un delincuente cualquiera, si no lo hacía significaba dejar Roma en manos de unos senadores corruptos y sebosos. Y allí estuvo, una noche entera decidiendo.
Finalmente ordenó avanzar, a sabiendas de que lo siguiente que ocurriría era la Guerra Civil, aún así, se la jugó y pronunció al llegar a la otra orilla una de sus más famosas frases:
"Alea Jacta Est"La suerte está echada, ha llegado hasta nuestros días como una forma de imposible vuelta atrás, no sabemos muy bien las consecuencias de las decisiones adoptadas y lo que venga convendrá, de acuerdo a nuestra resolución de cruzar el Rubicón.
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