LUZ AL FINAL DEL TUNEL

El año 2000 fue un año curioso, lleno de noticias y novedades, por ejemplo fue el año que adquirí conciencia de clase y me afilié a un sindicato, toda vez que tras tres años puteado en un curro estaba sopesando la posibilidad de largarme pero asesorado laboralmente ... como al final ocurrió pocos meses después de entrar en el siglo XXI; también fue el año en que dejé las macrosalidas nocturnas del sábado (o de empalmada con el viernes) y comencé a disfrutar de esos domingos por la mañana sin resaca, fue todo un descubrimiento para mi, toda vez que considero éste el primer paso hacia la madurez mental (calma, que aún creo que estoy en proceso) ... también fue el último año que estuve con mi abuelo, pero esa es una historia en la que no quiero entrar.

Pero sin duda alguna, lo que marcó un antes y un después en ese año, fue el nacimiento de mi sobrina, tal día como hoy en ese año, el último de un extraño siglo veinte, por lo que me gusta decir que mi Laruca fue quien trajo la nueva era al mundo.

Hoy hace siete años que soy tío, se que no soy el mejor del mundo, ni ganas que tengo de serlo, por no hablar de posibilidades para ello, pero también se que la quiero y eso no se puede cambiar, con mis escasos ahorros de entonces la compré un colgante de oro que hoy en día lleva orgullosa y es ese pequeño detalle el que me hace sentirme bien ... hoy hablaré con ella, con la persona que más quiero del mundo.

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ALMA DE INDIOS

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