BIOS Y PLATÓN

Estar de bajón no es sano, y no lo digo por el aspecto psicológico y vital, quiero encaminarlo también al físico. Tal vez sea todo una somatización de los quebraderos de cabeza pero empiezo a sentirme enfermo, y si cuando estaba mentalmente fuerte no me gustaba ¿qué podría decir ahora?.

En la adolescencia fui diagnosticado como hipocondríaco, y coincidió con mi primera gran ruptura sentimental, ese amorcito del instituto, llegó a un punto en que en una de mis innumerables visitas al médico, éste llegó a ofrecerme "dos hostias" si volvía a visitarle sin que fuera una dolencia real. Esas palabras actuaron como un bálsamo de Fierabrás ya que, no se si por miedo o por convicción, no fue hasta muchos años después cuando volví a verle, y si, con algo real, una lumbociática, doce años después.

Supongo que mi mente me está jugando una mala pasada, sumado a una escasa alimentación, exceso de tabaco y pésimas noches de sueños en absoluto reparadores, todo ello me han traido a una nueva estación, la de las malas sensaciones físicas.

Se sabe que en el proceso de las depresiones hay una mala regulación hormonal, con aumento del cortisol (hormona del estrés) y disminución de dopamina, serotonina y la norepinefrina, y como todo desequilibrio de esas sustancias conlleva un mal funcionamiento del cuerpo humano. Somos unión de mente y cuerpo con unas extrañas y complejas relaciones químicas, los hechos lo demuestran día a día, sirva esta entrada para constatarlo.


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