DESCONEXIÓN

Esto es a lo que me refería con aquello de tener el tiempo ocupado en otras cosas que no fueran las penas y los devaneos mentales; si, apenas tengo horas al día para poder pensar en qué escribir, y no me importa, eso significa que todo va bien. Bueno igual no va bien, pero al menos no lo hace a peor y ahí puede radicar parte del secreto de la felicidad que tanto llevo buscando.

Quizá aquí y ahora es donde lo he encontrado, o quizá es que es aquí y ahora cuando debo ser feliz con ello, y quizá más adelante, cuando haya otros "aquís y ahoras" deba seguir el mismo sendero, el de no hacer otra cosa que disfrutar de lo que toque, sin esperar nada más y sin añorar nada más.

Hay cosas que suceden fuera del control de uno, y como ya he dicho, suceden porque tienen que suceder, sólo debemos nadar encima de ellas y a ver hasta donde nos llevan, la lucha constante termina por debilitar, por tanto hay momentos (y debemos ser lo suficientemente inteligentes para verlos) en que es mejor dejarse llevar que ir en contradirección.

Paulo Coelho, en su Manual del Guerrero De La Luz, nos da alguna pista sobre cómo hacer esto:
El guerrero de la luz está ahora despertando de su sueño.
Piensa: "No se luchar contra esta luz, que me hace crecer". La luz, sin embargo, no desaparece.
El guerrero piensa: "Necesitaría hacer cambios, pero me falta voluntad para ello".
La luz continúa, porque la voluntad es una palabra llena de trucos.
Entonces los ojos y el corazón del guerrero empiezan a acostumbrarse a la luz. Ya no lo asusta, y él pasa a aceptar su leyenda, aun cuando eso signifique correr riesgos.
El guerrero estuvo dormido mucho tiempo. Es natural que se vaya despertando poco a poco.
Soñar, eso es patrimonio de quien no está verdaderamente contento con su vida, quien nececesita algo que no encuentra en ella o de quien necesita encontrar un significado para algo nuevo o descolocado, quizá, entonces, sea por eso por lo que no recuerdo mis sueños cuando despierto salvo cuando mi cabeza no está a lo que debería estar.

Ahora, cuando suena la alarma del despertador, no los recuerdo y sin embargo se que sueño, de lo contrario estaría desquiciado perdido, porque el sueño es el descanso de la mente como dormir lo es del cuerpo. Me levanto fresco y sereno por tanto mi mente y mi cuerpo han cumplido su período diario de desconexión y reseteo. Es decir, que ahora me siento feliz, sin más explicación.

Y este fin de semana, después de mis cuarenta horitas, a disfrutar con todos los planes que me han salido, a disfrutar la alegría de sentirme feliz ... aunque arrastro mi renqueante espalda :-)

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